Se autoriza con restricciones la cacería en la isla de Mona durante la temporada de diciembre a abril
Los cerdos podrán ser cazados, pero no se usarán para consumo humano ni se exportarán desde Mona a la isla de Puerto Rico.
La secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen R. Guerrero Pérez, informó que tras el análisis del Comité Interagencial sobre el hallazgo de brucelosis en la población de cerdos silvestres en la Reserva Natural de Isla de Mona, se determinó permitir la temporada de cacería con arco y flecha de diciembre a enero y la de escopeta de enero a abril, bajo ciertas restricciones.
La decisión—también avalada por la epidemióloga del Estado, Brenda Rivera García, el veterinario del Servicio federal de Inspección y Salubridad en Plantas y Animales (APHIS, por sus siglas en inglés) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), Fred Soltero, y el subsecretario del Departamento de Agricultura estatal, Francisco Aponte,—establece que los cerdos podrán ser cazados, pero no se usarán para consumo humano ni se exportarán desde Mona a la isla de Puerto Rico.
Guerrero Pérez explicó que inicialmente una muestra tomada en el verano a un cerdo arrojó positivo a la enfermedad. El Comité Interagencial determinó que se hicieran muestras adicionales efectuadas por parte de APHIS y el DRNA.
Los resultados de las muestras adicionales se encuentran en proceso de análisis en laboratorios de APHIS en Estados Unidos.
El Comité Interagencial recomendó continuar con la temporada de cacería por dos factores principales: la geografía de Mona permite que el DRNA pueda establecer controles de entrada y salida e inspecciones y el hecho de que la norma de la APHIS en una treintena de jurisdicciones de Estados Unidos, es permitir la cacería deportiva aun con la detección de la Brucella en cerdos bajo medidas de control de seguridad para minimizar las posibilidades de contagio a otras especies de animales silvestres y domésticos, al igual que a los seres humanos.
“Al permitir la cacería sin consumo del cerdo, nos aseguramos de continuar con el proceso de controlar esa población silvestre para evitar contagios y asegurarnos de que no siguen poniendo en riesgo a especies en peligro de extinción y los ecosistemas de Isla de Mona”, declaró la titular.
Recordó que desde que se detectó el primer caso de positivo a la bacteria, el Comité Interagencial–compuesto por el DRNA, el Departamento de Salud, APHIS del Departamento de Agricultura federal, y el Departamento de Agricultura estatal–han evaluado la situación y diseñado un protocolo para atenderlo. La estrategia incluyó la cancelación de la temporada especial de cacería pautada para septiembre y octubre a fin de que las agencias tuvieran el tiempo necesario para implantar los planes y hacer muestreos de corroboración.
Paralelamente, el DRNA continuó con su protocolo de cacería para la temporada regular de diciembre en cumplimiento con los reglamentos y leyes aplicables sobre cacería, pero reservando la posibilidad de que hubiera que cancelarla si así lo recomendaban los componentes del Comité. Esas acciones se notificaron a todos los cazadores en reuniones y por comunicación a través de los medios, y se les informó sobre el hallazgo de una muestra positiva y el hecho de que la temporada regular podía ser suspendida.
Los cazadores además fueron orientados sobre la bacteria y las formas de evitar posible contagio de parte de la epidemióloga del Estado.
“Personal del DRNA estará en Mona y supervisará la actividad de cacería durante la temporada regular. Además, se establecerán puntos de cotejo en el muelle desde donde salen las embarcaciones para cerciorarnos de que los cerdos cazados no sean bajo ninguna manera, transportados a la isla de Puerto Rico”, aseguró la Secretaria del DRNA.
La funcionaria resaltó que la geografía de la isla de Mona y las regulaciones existentes de la actividad de cacería son factores a favor para minimizar la potencial propagación de la bacteria a la isla grande.
La Brucella es una bacteria que se encuentra en múltiples mamíferos terrestres como vacas, cerdos y venados. Esta bacteria puede transmitirse a los seres humanos al entrar en contacto directo con la carne o la sangre de los animales infectados. No obstante, la bacteria se elimina simplemente al cocinar la carne adecuadamente a altas temperaturas.
La presencia de los cerdos silvestres en la isla de Mona tiene su origen en tiempos de la colonización española. Se ha documentado su existencia allí desde principios del siglo XV. El control de la población de esta especie se mantiene, en parte, a través de la cacería regulada por el DRNA. La reproducción desmedida del cerdo afecta la vegetación endémica y la fauna de la reserva natural, debido a que se alimenta de los huevos de iguana de Mona y tortugas marinas, en peligro de extinción como el carey y el peje blanco.